jueves, diciembre 3

Lo que no te engorda decora

Ya está aquí el puente de diciembre. Para mi el día que marca el pistoletazo de salida de la Navidad. Encienden el alumbrado público, las tiendas sacan superofertones, hay turrón y polvorones en los supermercados y en mi casa se pone el árbol de Navidad.

Mucho se puede escribir sobre la Navidad ya que el tema, con su anecdotario incluido, es bastante amplio, pero escribiendo en este blog culinario acabo de recordar mi trauma con los rosquitos de vino. Y es que en mi casa, de toda la vida, nadie ha devorado polvorones ni ningún tipo de pastelería casera navideña. Quizá el turrón duro y el de chocolate tuvieron más éxito, pero con respecto a lo demás mi madre y yo siempre nos hemos visto en el compromiso de aceptar regalitos culinarios que amablemente nos hacían.

Años tras año, cajas de polvorones, con sus papelitos de colores iban cogiendo espacio en la alacena sin ser probados ni siquiera por algún incauto invitado que viniera a casa en esas fechas. Y para colmo de los colmos, conocidos y parientes comenzaron a regalarnos rosquitos de vino, de esos que te comes uno y no vuelves por otro... contundentes de verdad... a ese paso nunca nos daba tiempo a achicar el taper ware y los rosquitos terminaban por quedarse como las ruedas del troncomóvil.

Pero mi madre tuvo una idea formidable: comprar un spray dorado. Desde entonces todos los perecederos que tienden a endurecer con el paso del tiempo, pasan a formar parte de la decoración navideña. Así fue como los rosquitos se transformaron en preciosos aros dorados.
Igualmente, los polvorones y bombones de otros años, envueltos en su maravilloso celofán de colores brillantes, se convirtieron en fantásticos adornos para el árbol.

Para quién no les guarde aversión a los susodichos roscos linkeo una receta popular para que los hagan en casa y consecuentemente los disfruten sin dejar que el tiempo se lleve su ternura. (qué metáfora de la vida!)


Pasear por tiendas de decoración es un buen ejercicio para darse cuenta de que en estos días todo se reduce a lo mismo: pintar culaquier cosa de dorado con purpurina! incluso la ropa se adorna con lentejuelas doradas, así que porqué no hacer uso de un spray que convierta cualquier objeto mundano en navideño? Todo son ventajas.


Por cierto, el árbol preferiblemente sintético, reutilizable y desmontable, nada torturas chinas usando a seres vivientes para adornitos, que para eso ya inventaron los pendientes de clip.

2 ideas:

Inma Cañete dijo...

Me ha encantado la idea!! Tienes toda la razoón: cualquier cosa dorada sirve para decorar la navidad. Jeje, voy a pensar qué poner en mi árbol... ya veo que todo vale!!
Por cierto, nunca probé los rosquitos de vino, no llaman la atención.
Un abrazo!

Qué Ceno Hoy! dijo...

Los roscos están buenos de verdad pero lo que sí que es cierto es que jamás tuve la oportunidad de hacerlos porque siempre me los regalan así que no se si esta que colgué es la mejor receta o alguien tiene otra.
Que disfrutes decorando!
Abrazos!