Estos días he querido colgar en el blog una receta exquisita de una ensalada que siempre me pido cuando voy a cenar a un restaurante de por aquí. Pero claro, me siento "obligada" a hacerla antes en casa para explicar como va.
El problema es que uno de los ingredientes es tomate seco y no los encuentro por mi barrio, así que mirando por la Web he visto que secar un tomate es bastante "sencillo" pero que para secarlo se necesitan 4 o 5 días con sol y temperaturas altas, en fin el típico día en el que un tomate se puede secar y no pudrirse del aburrimiento en el intento. Y aquí estoy todos los días esperando que abra un nublado que cubre la ciudad, porque aunque hace un calor pegajoso, no hay ni un rayito de sol y menos 4 días seguidos...
La otra opción es meterlos a 100º durante 6 -9 horas en el horno, pero me parece temerario para mi factura de la luz pudiendo hacerlos ecológicos.
En fin ya veremos como acaba el experimento... Lo más gracioso es que una vez que los secas hay que hidratarlos con agua o aceite. Paradójico pero necesario.
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