El croissant, el hermano pijo del bocadillo de toda la vida. Para cenas ligeras (o pesadas si te comes un paquete entero) acompaña perfectamente a lo dulce y salado.
Propuesta: Croissant serrano.
Partiremos de una bolsa de croissant de Dulcesol por ejemplo. Son pequeños y vienen envueltos individualmente de manera que siempre están ahí esperándonos manteniendo la frescura. También se puede optar por otras marcas o por uno grande de una pastelería (si tenemos uno de estos hemos triunfado, si tenemos dos mejor).
Abierto en la tostadora le damos un poco de calor. Personalmente prefiero los tostadores que son planos, como una bandeja, dejas el pan sobre ellos en lugar de dentro, así se controla mejor y en el caso de los croissant no se queda pegado a las paredes.
Rellenar de queso semicurado en lonchas y jamón serrano, paletilla o similar, en Mercadona venden una paletilla curada en lonchas que está bastante bien de precio. El queso se derrite con el croissant caliente y la grasita del jamón. Madre qué bueno!
Por supuesto podemos optar por ponerle jamón cocido y queso de lonchas de Tranchetes. Pasamos entonces al croissant mixto que tampoco está nada mal.
Si no tenemos una amplia variedad de embutidos las combinaciones se reducen pero queda bien con todo: chorizo, queso con chorizo (no dejéis de probar este), jamón cocido con mantequilla, queso de untar Philadelfia o similar, tortillita francesa con tomate...
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